En el Reino de España, el espectro mediático, académico y político
situado en torno al Sistema que forma parte del conglomerado
socio-político que apoya la plena vigencia de la Constitución del 78, la
monarquía y la permanencia en el poder de las oligarquías económica y
política que nos dominan, está muy preocupado, sobre todo en Madrid.
Veamos.
Un seísmo está afectando a la política española y es la crisis que
atraviesa el PSOE. El PSOE forma parte del sistema del Reino de España y
es actualmente algo parecido al Partido Demócrata de los EEUU, si bien
este último tiene sectores a su izquierda. Pero estamos en este caso,
afortunadamente, en la Europa Latina y el bipartidismo existente es
digamos imperfecto. Así ha sido siempre. De hecho, a pesar de las
trabas legales y el favoritismo mediático y legal hacia los dos partidos
que se turnan el gobierno, no podemos hablar de bipartidismo.
El diseño de Estado de la UCD, pero también de Manuel Fraga y los
asesores de la monarquía en el inicio de la transición, crearon una
estructura tendente a que la derecha económica pudiera controlar siempre
el Estado. El modelo, mediáticamente imperante todavía a pasar de su
actual crisis, establecía un bipartidismo, solamente “tocado” con los
nacionalismos de derechas, democristiano en el caso vasco y neoliberal
en el catalán a los que el sistema asumía bastante bien, y de hecho a
pesar de las tormentas se siguen considerando parte del juego.
Crisis del Socialismo en el Estado español. Inicios y renuncias ideológicas
El PSOE tras un breve periodo de tiempo con posiciones
socialdemócratas incluso republicanas en el inicio de la transición, se
convirtió en un partido de un amplio sector de las clases populares,
dominado por una clase media sin instinto de clase, carente de conexión
con el socialismo y la lucha de clases, moderada, “moderna” y
“progresista”, que abandonó el análisis marxista, y, por tanto, el
socialismo y la socialdemocracia clásica, e incluso abjuró en su sector
mayoritario del keynesianismo. Con una sólida implantación en la clase
obrera en un principio, a la que contribuyó a hacer desaparecer, al
menos en sus sectores más combativos con las reconversiones industriales
y mineras que protagonizó. Su amor por los servicios y su empeño en
deslocalizar nuestro débil tejido industrial, siguiendo los imperativos
de la UE, entonces Comunidad Europea. Solo dos segmentos obreros no
desaparecían: albañiles y camareras y camareros. La UGT, en principio su
sindicato, acabó en el mandato de Nicolás Redondo, rompiendo amarras y
caminando por libre. Cierto es que manteniendo vínculos, lo cual no le
ha impedido montar huelgas generales a gobiernos “psoistas” y
distanciarse al igual que lo hacían sectores de las clases trabajadoras.
Es pues el “psoismo” actual un fenómeno de clase media, media y baja,
incluso alta ilustrada, que conserva todavía importantes bolsas de
votos populares y que vive de expolear la vieja, pero importante,
tradición socialista en el Estado español, eso sí, cuando está en la
oposición.
El establishment madrileño que domina España, según tesis del
profesor Navarro y que yo comparto, está preocupado porque su fuerza
para mantenerse y seguir chupando del bote necesita del bipartidismo y
el mal llamado socialismo, que es un muro de contención de las
aspiraciones populares. La lástima y motivo de preocupación para el
sistema, es que las clases populares comienzan a darse cuenta y sobre
todo los más jóvenes y politizados, ligados al 15M o los que reciben su
influencia que son muchos y muchas, así como los allegados a la
izquierda, piensan que el PP y el PSOE son lo mismo. Si la conciencia de
que el PP y el PSOE son iguales se extiende más todavía, ocurrirá en
todas partes del Estado, lo mismo que en Galicia, Euskadi o próximamente
en Cataluña. Excepto tal vez en Andalucía y Extremadura, gracias al
balón de oxigeno que le está prestando al PSOE en este caso IU, aunque
sea por razones diferentes, pero coincidentes en el resultado final.
A pesar de ello, la dirección torpe del decadente PSOE actual,
entiende que lo que hay que hacer es aguantar y confía en que las aguas
volverán a su cauce. Son malos tiempos que hay que saber superar. Todo
lo más, han preparado una generación de personas más jóvenes, casi todas
y todos ellos profundamente socioliberales, desconocedores de la
historia de su propio partido hasta 1982, formados en el marketing de
marcas comerciales y electoral anglosajón, ignorantes de marxismo y
socialdemocracia clásica y criados en despachos de aparatos, que jamás
han sufrido “mobing” laboral, un despido injusto o una nómina falseada,
pero tampoco han vivido las luchas sociales, las huelgas o la angustia
de no poder hacer frente a una hipoteca. Son profesionales, formadas y
formados por profesionales, que creen ser algo todavía, a pesar del
creciente desprecio que las clases populares sienten por ellos, tal y
como vienen demostrando los diferentes sondeos electorales. El sistema
les ampara y se sienten con derecho divino a ser los y las elegidas.
Ante este panorama un partido históricamente de tipógrafos, mineros,
agricultores, maestros, fundidores o profesores universitarios, pasando
por carpinteros y escayolistas, ha pasado a la historia. Se ha olvidado.
El socialismo es solo pensiones mejores –sin exagerar y solo lo
“sostenible”-, escuela para todos, eso sí, incluyendo la concertada con
curas y monjas, servicios públicos, aunque con externalizaciones, y la
igualdad. Pero ya no es la igualdad de sexos y el fin de la opresión de
los de abajo por los de arriba, sino la mejoría de determinadas
situaciones de género, que también es importante, pero no solo. La
igualdad es el fin del patriarcado, de la explotación capitalista, de la
dominación sexista.
Las cúpulas y cuadros socioliberales piensan que todo volverá a su
lugar cuando el PP se queme. Pero no analizan que lo que se está
quemando es el régimen, la constitución que ellos -aunque ahora abjuren y
se disculpen- vendieron a los bancos y los mercados para nada bueno
hacia las clases populares. La deuda nos esclaviza, y encima esta
esclavitud es constitucional gracias al Gobierno “psoista” de Zapatero y
al Partido Popular que le apoyó.
Las respuestas populares y la recomposición de las ideas socialistas
Los y las dirigentes del socioliberalismo español piensan que
radicalizando su lenguaje en la oposición e incluso sacando pancartas
contra recortes que ellos comenzaron a imponer, se olvidarán sus daños
casi irreparables en este sistema, y se volverá a confiar en una
oligarquía profesional de mediocres y sin ideales. Ahora reclaman la
dación en pago, con condiciones, y que cuando gobernaban votaron en
contra. Votaron a favor y en contra de propuestas totalmente al revés
que los socialistas franceses por ejemplo. Ante todo esto los
socialistas, no podemos permanecer callados ni consentir tanto atropello
a la moral política y a las personas.
Pienso que la solución, es volver a poner el Socialismo en el centro del debate.
El sistema capitalista ha fracasado. Nunca había habido tanta pobreza y
miseria en el mundo. El peligro de guerras e invasiones se multiplica.
El paro avanza inexorable. Los estados de bienestar europeos son
desmontados y eliminados poco a poco o bruscamente. En Europa, la
democracia, de más baja calidad cada día, está en peligro.
Ante esto surgen propuestas de nuevas organizaciones sociales y
socio-políticas capaces de unir a las y los de abajo frente a los de
arriba y defender la democracia buscando la justicia y el reparto.
En Europa como en Latinoamérica hay fuerzas políticas nuevas que se
reclaman socialistas y lo son. Desde regímenes democráticos y con
formulas democráticas luchan por el socialismo, es decir por la igualdad
real entre hombres y mujeres y la superación de las clases y el sistema
de dominación. No solo por la simple igualdad de oportunidades, sino
por la igualdad, el reparto y la propiedad pública de los bienes
estratégicos y naturales por parte de la sociedad así como por la
democracia plena y participativa. En Alemania, Francia, Grecia, Holanda,
Dinamarca, Portugal, surgen fuerzas socialistas de izquierdas y
radicales como nuevos referentes ante una socialdemocracia sin proyecto
propio más allá de dulcificar el liberalismo. En América Latina, hay
nuevas fuerzas socialistas -no precisamente las ligadas a la
Internacional llamada socialista, que ampara a partidos derechistas,
pro-norteamericanos aliados a sus oligarquías, además de corruptos, como
por ejemplo Acción Democrática- . En Brasil, Venezuela, Bolivia o
Uruguay entre otras repúblicas, nuevos partidos socialistas, ejecutan
políticas al margen del neoliberalismo y defendiendo sus patrias, a sus
pueblos.
Antiguos “adecos”, -ex militantes de AD en Venezuela- forman parte
hoy del PSUV, el partido socialista que preside Hugo Chávez.
Socialdemócratas alemanes y socialistas franceses constituyen hoy
partidos como Die Linke y el Parti de Gauche, que forman parte del
Partido de Izquierda Europeo o en Portugal el Bloco de Esquerdas, en el
que socialistas de izquierdas, neotrostkistas y cristianos de base, han
alumbrado una interesante, novedosa y combativa izquierda con mucho
apoyo juvenil, ante un Partido Socialista neoliberal e iniciador de los
crueles recortes portugueses.
No es problema el nombre. Ni es importante el ropaje externo, a veces
puro marketing comercial. Cuando Pablo Iglesias participó en la
fundación del PSOE quería llamarle Partido Obrero a secas. Jaime Vera,
solo Partido Socialista, al final fusionaron nombre y todos contentos.
El problema no son las siglas, es el contenido. Un partido que se llama
socialista y solo le preocupa apuntalar el capitalismo, cree en un
sistema liberal, es un fraude y da igual como se llame.
Del socialismo y del tránsito hacia el socialismo
Sin complejos pongamos el socialismo en el debate político, en la
agenda social. Hagamos ver las contradicciones del capitalismo para con
las clases populares, como este sistema conduce a las crisis y las
crisis al paro, la pobreza y la exclusión, la injusticia, y cómo el
sistema capitalista para superar su crisis, lo hace a costa de
transferir rentas de trabajadores a capitalistas, despidiendo y
rebajando el sueldo a los pobres, a los trabajadores y trabajadoras para
de esa forma acumular capital y seguir explotando. Por tanto la
solución a la crisis pasa por repartir, defender lo público, hacer fluir
el crédito en condiciones no especulativas, para lo cual hay que
socializar la banca y fortalecer la economía social, al igual que la
propiedad social de los medios de producción estratégicos. Hay que
defender el medio ambiente y la Madre Tierra, defendiendo el carácter
público no privatizable del agua, la energía y el oxígeno y perseguir el
machismo sea criminal o cultural.
El Socialismo es reparto, es propiedad pública, es medio ambiente
colectivo, nunca privado, y defensa de mares, ríos y bosques. El
Socialismo es gestión pública y cooperativa del crédito y de la
economía.
El tránsito hacia el Socialismo exige
intervención en la economía, banca pública, profunda reforma fiscal,
reparto, un fuerte sistema público de protecciones sociales, educativas y
sanitarias, derechos laborales garantizados. Industrias estratégicas y
transportes públicos de propiedad pública y total libertad expresión;
además de democracia real, con todos los cargos del estado electivos y
con igualdad de derechos y deberes. El Socialismo del Siglo XXI exige un
tránsito no solo nominal o publicitario sino real. La tercera vía, el
liberalismo y sobre todo el neoliberalismo han fracasado, están en
crisis y solo saldremos de esta crisis haciendo lo contrario de lo que
han propiciado. No hay alianza posible entre justicia, solidaridad y
capitalismo, son como el agua y el aceite.
Todas estas sencillas premisas las bebemos de los clásicos, de Marx,
de Engels, de Kautsky, de Jaurès, de Iglesias, de Besteiro, de Gramsci,
de Allende, de Mariátegui, de Paco Fernández Buey, de Oskar Lafontaine,
de Mélenchon, de Ignacio Ramonet, de Bernard Cassen, de Samir Amin, de
Marta Harnecker, de Françoise Houtard, de Susan George, de Álvaro García
Linera, de Rafael Correa, de Frei Betto, de tantas y tantos que han
pensado y piensan en justicia, reparto, estado social y socialismo.
Como tenemos ideas, propuestas y alternativas, las personas
socialistas del estado español, debemos agruparnos al margen de un grupo
de profesionales y gestores liberales, en algún caso con tintes
sociales, que no se cuestionan el sistema y se rinden a él. El problema
del PSOE, no es de nombres propios, lo es de proyecto y si ese proyecto
es socialista, es decir transformador y superador del liberalismo o no.
Si no lo es ¿Para qué perder el tiempo apoyando a una oligarquía
política tremendamente desprestigiada e incluso despreciada socialmente?
¿Para qué confiar en recambios como Carmen Chacón que fue miembro de la
Comisión Trilateral, es decir un oscuro lobby pro-capitalista y
anti-socialista? Al igual que su compañera Trinidad Giménez protectora
de todos los lobbys anti-socialistas y contrarrevolucionarios de América
Latina ¿Para qué seguir favoreciendo las aspiraciones de cachorros
socioliberales que jamás han tenido que fichar o buscar trabajo y además
han demostrado en su militancia ser tremendamente cainitas y vengativas
o vengativos? ¿Es ese el recambio? ¿Tanto nos ciega la marca?
El presente y futuro del Socialismo
Se decida lo que se decida en el seno de las oligarquías políticas,
la ciudadanía de este Estado está tomando otros rumbos. Personas como
Xose Manuel Beiras o Mélenchon están demostrando que el liderazgo real y
la política no tienen edad, pero si ideas y coherencia. Que la
izquierda se está reconstituyendo al margen de la voluntad del sistema y
a pesar del sistema. Que el 15M ha contribuido a crear una nueva forma
de entender la política y esta fórmula ha venido para quedarse. Que no
serán jóvenes-viejos moderados y cobardes frente a los poderosos los que
articulen las izquierdas sociales y transformadoras.
Hoy en el Reino de España
hay ya asociaciones y coaliciones
que desde diversos puntos de vista trabajan por el socialismo, como:
Socialismo21, Construyendo LA IZQUIERDA, Alternativa Galega de Esquerda,
ISI… pero también, fuerzas nacionalistas de izquierdas,
eco-socialistas, militantes y partidos en el seno de Izquierda Unida y
socialistas que al margen de la oligarquía socioliberal trabajan por
construir un referente socialista que acompañe a la conformación de
nuestra imprescindible SYRIZA o frente amplio y de izquierdas, que sea
capaz de elaborar un programa de gobierno y ser alternativa de gobierno a
la derecha y al sistema, e impulse la lucha contra la austeridad, la
estafa de la deuda y le plante cara a la neoliberal Unión Europea, al
capitalismo y los bancos alemanes. Una fuerza amplia y moderna, nueva y
combativa que beba en los clásicos pero sea capaz de liderar el tránsito
hacia el Socialismo del siglo XXI.
Una fuerza que se articula en calles y plazas, en manifestaciones y
huelgas generales, que apoye procesos constituyentes y alternativos. Una
fuerza que esté por el socialismo, es decir: la superación de un
sistema de dominación de clases y por la propiedad pública de los
servicios públicos y los medios de producción estratégicos y los de
consumo, evitando la especulación, acaparamiento y monopolios a costa
del pueblo. Esto, no es un slogan, debe ser un camino que exige ya el
ir haciéndolo. No recorrer esa senda, no es socialismo.
Una fuerza que proponga alternativas a la crisis capitalista, porque
las hay. Cuando los neoliberales, pro-capitalistas y miembros de la
tercera vía, afirman que no se sabe qué hacer para acabar con la crisis y
que las únicas recetas posibles son las suyas, faltan a la verdad. La
crisis sistémica se anunció y denunció, el sistema la ocultó por que
favorecía a sus intereses bancarios y especulativos. Hay alternativas,
están explicadas y publicadas. Aunque, el socioliberalismo y el
neoliberalismo miran a otro lado y las consideran reflexiones de grupo
de locos y locas e iluminados. Podemos afirmar sin embargo, que ellos
son unos fracasados y nos están llevando a la miseria, la injusticia y
la represión. La respuesta es simple, los fracasados y fracasadas
liberales no pueden encontrar soluciones, no están capacitados, ni
esperanzados. No quieren repartir la riqueza, sino las sobras del
pastel. Las personas socialistas trabajamos por repartir la tarta, no
las guindas, y propiciar un mundo diferente, con un orden distinto.
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