lunes, 8 de noviembre de 2010

Lo razonable

Con motivo de las elecciones legislativas en EEUU entrevistaron la semana pasada en la radio a una colaboradora del Tea Party, y me sorprendió mucho tanto el énfasis con el que defendía la libertad individual por encima de todas las cosas, como su hostilidad militante en lo referente a la redistribución de la riqueza.
Creo que para nadie es ajeno este postulado dentro del ideario conservador americano, pero si que me dejó helado su justificación; según ella, la redistribución era un atentado contra la libertad para forrarse del individuo. Lo rechazaba en unos términos que realmente parecía que hablaba de la guerra, la violación, el genocidio o cualquier otra barbaridad. Realmente debía creerlo equivalente, pues lo trataba con total normalidad y además en español, con lo cual el impacto para mí fue aun mayor que oirlo en inglés de Arkansas. Puso un par de ejemplos que no hicieron otra cosa que estremecerme aún más ante tanto despropósito; el derecho al sueño americano, que el papel del Estado coarta, y el tamaño del jardín de su casa. Surrealista, sí.
Sí es verdad, por otra parte, que a diferencia de Europa, donde una cierta redistribución de la riqueza no se cuestiona abiertamente, en EEUU es algo normal y acorde con el ideario de una nación que tiene sus orígenes en un hecho histórico que no fue otra cosa que una revuelta fiscal.
Siempre me ha resultado tristemente cómica la defensa de la libertad individual como bien supremo, muy por encima de cualquier otro derecho humano. Moralmente no se sostiene, pues si la moral depende de la razón, no parece razonable anteponer los intereses propios a las del resto.
A Obama le llaman socialista al otro lado del charco, y aquí pensamos que deben estar locos. Desde luego no es socialista, ni siquiera socialdemócrata, pero si es cierto que si hay que aferrarse a un argumento para ganar unas elecciones en EEUU, este no es otro que el tema de los impuestos, y evidentemente algunas de las reformas que intenta llevar a cabo cuestan dinero, y eso al americano medio le significa pagar.
Puedo entender que al sr. presidente de GM no le interese en absoluto cierta redistribución de la riqueza, pero a una paleta de Arkansas debería. Debería por razonable.