martes, 25 de diciembre de 2012

Feliz Navidad


A los que luchan por la dignidad de todos. A los huelguistas de la sanidad pública, a los combatientes de la marea verde, a los investigadores y científicos que no quieren emigrar, a los trabajadores de Canal Nou, a los de Telemadrid, a todos los periodistas que no han renunciado a su oficio, a los voluntarios que paran los desahucios, a los jueces que se niegan a que la justicia se convierta en un privilegio, a los farmacéuticos que se saltan la ley a la torera, a los que trabajan gratis en cualquier sector para mantener en pie los servicios que este Gobierno está arrebatando a los ciudadanos cuyos intereses debería proteger, a los que se movilizan, a los que se indignan, a los que protestan por ellos y por los demás.
A los pequeños héroes de la vida cotidiana. A los pensionistas que mantienen a sus hijos en paro con una pensión raquítica. A los abuelos que esta noche cenarán una tortilla francesa para que sus nietos no se queden sin juguetes. A las cocineras que harán milagros con el dinero que hace poco se gastaban sólo en turrón. A los que cantan y bailan con un sapo atravesado en la garganta. A los que van a contribuir a encender las luces de sus casas con la miseria que cobrarán el 8 de enero por veinte días de trabajo temporal, sirviendo mesas o empaquetando regalos. A los que recuerdan Navidades mucho más pobres, y se extrañan de que éstas nos den tanto miedo.
A los que lo están pasando mal. A los que no tienen trabajo, a los que no ven la luz, a quienes no duermen por las noches, a quienes sienten que les han robado el futuro. A todos ellos, cualquiera que sea el significado de esas palabras en este año maldito, feliz Navidad. A los demás, no. A los culpables, a los corruptos, a los indiferentes, a los insolidarios, a los mentirosos, lo único que les deseo es que se intoxiquen con una ostra justiciera. Ojalá.

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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Música y realidad social



Hey Brother Christian with your high and might errand,
Your actions speak so loud, I can't hear a word you're saying.
Hey Sister Bleeding Heart with all of your compassion,
Your labors soothe the hurt but can't assuage temptation.
Hey man of science with your perfect rules of measure,
Can you improve this place with the data that you gather?
Hey Mother Mercy can your loins bear fruit forever?
Is your fecundity a trammel or a treasure?

And I want to conquer the world,
Give all the idiots a brand new religion,
Put an end to poverty, uncleanliness and toil,
Promote equality in all my decisions
With a quick wink of the eye
And a "God you must be joking!"

Hey Mr. Diplomat with your worldly aspirations,
Did you see the children cry when you left them at the station?
Hey moral soldier you've got righteous proclamation,
And precious tomes to fuel your pulpy conflagrations.

And I want to conquer the world,
Give all the idiots a brand new religion,
Put an end to poverty, uncleanliness and toil,
Promote equality in all of my decisions

I want to conquer the world,
Expose the culprits and feed them to the children,
I'll do away with air pollution and then all save the whales,
We'll have peace on earth and global communion.
I want to conquer the world

martes, 27 de noviembre de 2012

Digamos alto y claro: esta crisis económica no acabará nunca

Queridos lectores:

Hemos hablado de ello fragmentariamente en algunos posts y en sus subsecuentes comentarios, pero creo que es importante poner algunas piezas del puzzle juntas y mostrar de manera fehacientemente lo que a estas alturas es un hecho: esta crisis económica en la que estamos inmersos no se acabará nunca, o no por lo menos dentro del presente paradigma económico conocido como capitalismo.
La gráfica de la izquierda (elaborada con datos de la Agencia Internacional de la Energía, IEA, y del Departamento de Energía de los EE.UU., EIA, y extraída del informe mensual Oil Watch de The Oil Drum) muestra la producción mensual de petróleo crudo durante los últimos 8 años (expresada como el promedio de millones de barriles diarios). Como ven, a pesar de algunos altibajos la cantidad de petróleo crudo extraído de las profundidades de la Tierra permanece más o menos constante desde el año 2005. Los años precedentes (no mostrados en esta gráfica) desde el shock petrolero de principios de los 80 habían visto un crecimiento imparable de la extracción, a un ritmo de casi un 2% cada año. Pero desde 2005 algo se torció. La producción de los nuevos campos que entraban en operación apenas servía para cubrir la pérdida de producción de los campos en activo. Esto es un hecho: estamos en la meseta o plateau de la extracción de petróleo crudo, y en cualquier momento comenzará el declive, ya que desde los 80 se descubre menos petróleo del que se consume y esto tarde o temprano implicará que la producción comenzará a bajar. ¿Cuándo? Según ITPOES (think-tank de la industria británica, del que ya hemos hablado aquí) el declive comenzará hacia 2015. Se ha de destacar que el petróleo crudo no es todo el petróleo que se produce en el mundo, pero sí la mayor parte (unos 75 millones de barriles diarios -Mb/d). Hay otros 10 Mb/d que provienen de las arenas bituminosas, de los líquidos del gas natural y de los biocombustibles, pero no hay que dejarse engañar. En primer lugar, porque estamos hablando de petróleo sintetizado usando otras fuentes energéticas (típicamente gas natural), con las consecuentes pérdidas de energía durante la conversión. Como tampoco vamos sobrados de gas pero faltan aún 15 años para su cénit, estas fuentes alternativas de petróleo significan simplemente una estúpida huida hacia adelante, una manera de ocultar una cruda y dura realidad; pero es que además ya están casi al límite de su capacidad de producción y no podrán retardar por más tiempo el declive del petróleo. En segundo lugar, la capacidad calorífica de estos "petróleos" es sólo un 70% del original, así que en cierto modo estamos dando gato por libre. ¿No ha notado que su coche últimamente tira menos? Es normal, por una normativa europea los carburantes que se comercializan en la UE han de tener un mínimo de un 5% de biocombustible. De algún modo hay que dar salida a ese "petróleo" de pacotilla que sintetizamos, pero no es tan bueno como el original...
El hecho de que la producción de petróleo no crezca no significa que nos estanquemos en nuestro consumo, lo cual de por sí ya sería bastante malo. En realidad decrecemos. Fíjense en la gráfica de la derecha. La ha elaborado Stuart Staniford a partir de datos de la IEA y de la EIA, y los publicó en su blog Early Warning (buscar artículo "US economic recovery in the era of inelastic oil"). La línea azulada de arriba representa el consumo de la OCDE, la morada que sube a toda mecha desde abajo representa básicamente China y la India. Hasta la línea vertical son datos del pasado, comprobados; a partir de ahí es la proyección de Stuart Staniford a partir de la tendencia actual. La realidad es que China, la India y otros países con economías más dinámicas y mayor potencial de crecimiento están aumentando más su consumo que nosotros, porque con su crecimiento les cuesta menos pagar facturas petroleras más elevadas. Y como desde 2005 éste es un juego de suma cero, lo que ellos suben nosotros lo tenemos que bajar. En concreto, a un ritmo del 3% anual. Los últimos datos de Oil Watch confirman que los países de la OCDE (España también) han perdido más de un 15% de consumo de petróleo respecto a 2005.

O sea que básicamente estamos en una situación de disminución rápida del consumo de energía, no buscada ni pilotada, sino forzada y repentina. Según datos de la EIA, el petróleo representa el 33% de la energía primaria consumida en el mundo, aunque este porcentaje varía de unos países a otros; en España es el 48%, casi la mitad. Por tanto, con la caída en estos últimos 5 años de más del 15% de nuestro consumo de petróleo en España hemos reducido nuestro consumo de energía primaria en un 8%, aproximadamente; más de un 1.5% anual. Estimar el impacto sobre nuestra energía consumida se hace más complicado a medida que el porcentaje de petróleo que perdemos se hace más grande y que su precio aumenta, ya que para producir y mantener las otras fuentes de energía hace falta petróleo (para los compresores de los martillos neumáticos que se usan en minas remotas, para la maquinaria que mantiene las presas y los aerogeneradores, etc, etc). De hecho, el petróleo tiene impacto en todo, por su gran variedad de usos (plásticos, fibras sintéticas, reactivos químicos para fármacos, industria alimentaria, etc) y como fuente de energía fundamental en la operación de maquinaria de todo tipo (coches, camiones, grúas, aviones, excavadoras, barcos, tractores, aplanadoras, etc). La realidad es que toda la actividad económica depende del petróleo en particular y de la energía en general. Por definición, energía es la capacidad de producir trabajo. Trabajo útil que se aprovecha para transformar materiales y crear productos, trasladar mercancías y gente, producir luz, calor o frío, etc. Incluso las tecnocráticas economías basadas en los servicios han de finalmente servir a algo tangible, y los sobrecostos del petróleo y de la energía también les repercuten en igual medida que a los otros sectores de la economía. La correlación entre consumo de energía y PIB es tan bien conocida que la IEA suele publicar una gráfica del estilo de la que sigue a estas líneas en cada World Energy Outlook que publica (el de esta gráfica es del WEO 2004). En el eje de las ordenadas (vertical) se ve el consumo total de energía del mundo, expresado en millones de toneladas de equivalente de petróleo. En el eje de las abscisas (horizontal) se ve el PIB del mundo, expresado en paridad de poder de compra. Lo mejor del caso es que la fuerte conexión entre las dos variables mostrada por esta curva se mantiene incluso en las recesiones económicas.
Tenemos por tanto que:
  • Para crecer económicamente necesitamos crecer nuestro consumo de energía. A la inversa, si nuestro consumo de energía decrece nuestro PIB se contrae en igual manera.
  • Debido al estancamiento de la producción de petróleo, a un efecto de sincronización con las otras fuentes de energía conocido como La Gran Escasez, y al crecimiento de otras economías emergentes estamos condenados de manera inexorable a reducir nuestro consumo de energía y a un ritmo bastante rápido (en el caso de España, un 1.5% anual como mínimo).
¿Cuál es por tanto la conclusión? Que nuestra economía está condenada a decrecer, y a un ritmo rápido. Es importante entender esto: es un fenómeno conocido, entendido e inevitable. De hecho, es un concepto manejado en instancias gubernamentales, como hemos comentado en numerosos posts. Sin embargo, los poderes gubernamentales no pueden reconocer abiertamente este hecho por las consecuencias políticas que comporta, y por eso la tendencia es a intentar buscar soluciones que no existen en vez de replantear el problema.

La pregunta no es, por tanto, si vamos a seguir decreciendo económicamente, sino hasta cuándo. La respuesta es que decrecer económicamente, entendido como una disminución del PIB, es irrelevante. Hemos confundido el fin con los medios; el PIB es una abstracción de la riqueza colectiva de un país, que se supone que de algún modo está conectado con el bienestar de sus gentes. Lo que se busca es maximizar el bienestar, no un índice complejo y en ocasiones absurdo. Por tanto, tan pronto como abandonemos la orientación economicista y nos centremos en lo verdaderamente relevante empezaremos a ir mejor. Lo peor que podríamos hacer es centrarnos en mantener un sistema económico que cada vez será más disfuncional por falta de energía y de materias primas para impulsar un consumo desaforado que nos inmole en el altar del crecimiento económico, soñando con la recuperación económica que nunca va a llegar y que creará un empleo que no va a existir jamás. No entender esto, obstinarse en seguir este camino, sólo nos lleva a un sitio conocido: el colapso.


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lunes, 5 de noviembre de 2012

Pongamos el Socialismo en el centro del debate para rescatar el Socialismo

En el Reino de España, el espectro mediático, académico y político situado en torno al Sistema  que forma parte del conglomerado socio-político que apoya la plena vigencia de la Constitución del 78, la monarquía y la permanencia en el poder de las oligarquías económica y política que nos dominan, está muy preocupado, sobre todo en Madrid. Veamos.
Un seísmo está afectando a la política española y es la crisis que atraviesa el PSOE. El PSOE forma parte del sistema del Reino de España y es actualmente algo parecido al Partido Demócrata de los EEUU, si bien este último tiene sectores a su izquierda. Pero estamos en este caso, afortunadamente, en la Europa Latina y el bipartidismo existente es digamos imperfecto. Así ha sido siempre.  De hecho, a pesar de las trabas legales y el favoritismo mediático y legal hacia los dos partidos que se turnan el gobierno, no podemos hablar de bipartidismo.
El diseño de Estado de la UCD, pero también de Manuel Fraga y los asesores de la monarquía en el inicio de la transición, crearon una estructura tendente a que la derecha económica pudiera controlar siempre el Estado. El  modelo, mediáticamente imperante todavía a pasar de su actual crisis, establecía un bipartidismo, solamente “tocado” con los nacionalismos de derechas, democristiano en el caso vasco y neoliberal en el catalán a los que el sistema asumía bastante bien, y de hecho a pesar de las tormentas se siguen considerando parte del juego.
Crisis del Socialismo en el Estado español. Inicios y renuncias ideológicas
El PSOE tras un breve periodo de tiempo con posiciones socialdemócratas incluso republicanas en el inicio de la transición, se convirtió en un partido de un amplio sector de las clases populares, dominado por una clase media sin instinto de clase, carente de conexión con el socialismo y la lucha de clases, moderada, “moderna” y “progresista”,  que abandonó el análisis marxista, y, por tanto, el socialismo y la socialdemocracia clásica, e incluso abjuró en su sector mayoritario del keynesianismo. Con una sólida implantación en la clase obrera en un principio, a la que contribuyó a hacer desaparecer, al menos en sus sectores más combativos con las reconversiones industriales y mineras que protagonizó. Su amor por los servicios y su empeño en deslocalizar nuestro débil tejido industrial, siguiendo los imperativos de la UE, entonces Comunidad Europea. Solo dos segmentos obreros no desaparecían: albañiles y camareras y camareros. La UGT, en principio su sindicato, acabó en el mandato de Nicolás Redondo, rompiendo amarras y caminando por libre. Cierto es que manteniendo vínculos, lo cual no le ha impedido montar huelgas generales a gobiernos “psoistas” y distanciarse al igual que lo hacían sectores de las clases trabajadoras.
Es pues el “psoismo” actual un fenómeno de clase media, media y baja, incluso alta ilustrada, que conserva todavía importantes bolsas de votos populares y que vive de expolear la vieja, pero importante, tradición socialista en el Estado español, eso sí, cuando está en la oposición.
El establishment madrileño que domina España, según tesis del profesor Navarro y que yo comparto, está preocupado porque su fuerza para mantenerse y seguir chupando del bote necesita del bipartidismo y el mal llamado socialismo, que es un muro de contención de las aspiraciones populares. La lástima y motivo de preocupación para el sistema, es que las clases populares comienzan a darse cuenta y sobre todo los más jóvenes y politizados, ligados al 15M o los que reciben su influencia que son muchos y muchas, así como los allegados a la izquierda, piensan que el PP y el PSOE son lo mismo. Si la conciencia de que el PP y el PSOE son iguales se extiende más todavía, ocurrirá en todas partes del Estado, lo mismo que en Galicia, Euskadi o próximamente en Cataluña. Excepto tal vez en Andalucía y Extremadura, gracias al balón de oxigeno que le está prestando al PSOE en este caso IU, aunque sea por razones diferentes, pero coincidentes en el resultado final.
A pesar de ello, la dirección torpe del decadente PSOE actual, entiende que lo que hay que hacer es aguantar y confía en que las aguas volverán a su cauce. Son malos tiempos que hay que saber superar. Todo lo más, han preparado una generación de personas más jóvenes, casi todas y todos ellos profundamente socioliberales, desconocedores de la historia de su propio partido hasta 1982, formados en el marketing de marcas comerciales y electoral anglosajón, ignorantes de marxismo y socialdemocracia clásica y criados en despachos de aparatos, que jamás han sufrido “mobing” laboral, un despido injusto o una nómina falseada, pero tampoco han vivido las luchas sociales, las huelgas o la angustia de no poder hacer frente a una hipoteca. Son profesionales, formadas y formados por profesionales, que creen ser algo todavía, a pesar del creciente desprecio que las clases populares sienten por ellos, tal y como vienen demostrando los diferentes sondeos electorales. El sistema les ampara y se sienten con derecho divino a ser los y las elegidas.
Ante este panorama un partido históricamente de tipógrafos, mineros, agricultores, maestros, fundidores o profesores universitarios, pasando por carpinteros y escayolistas, ha pasado a la historia. Se ha olvidado. El socialismo es solo pensiones mejores –sin exagerar y solo lo “sostenible”-, escuela para todos, eso sí, incluyendo la concertada con curas y monjas, servicios públicos, aunque con externalizaciones, y la igualdad. Pero ya no es la igualdad de sexos y el fin de la opresión de los de abajo por los de arriba, sino la mejoría de determinadas situaciones de género, que también es importante, pero no solo. La igualdad es el fin del patriarcado, de la explotación capitalista, de la dominación sexista.
Las cúpulas y cuadros socioliberales piensan que todo volverá a su lugar cuando el PP se queme. Pero no analizan que lo que se está quemando es el régimen, la constitución que ellos -aunque ahora abjuren y se disculpen- vendieron a los bancos y los mercados para nada bueno hacia las clases populares. La deuda nos esclaviza, y encima esta esclavitud es constitucional gracias al Gobierno “psoista” de Zapatero y al Partido Popular que le apoyó.
Las respuestas populares y la recomposición de las ideas socialistas
Los y las dirigentes del socioliberalismo español piensan que radicalizando su lenguaje en la oposición e incluso sacando pancartas contra recortes que ellos comenzaron a imponer, se olvidarán sus daños casi irreparables en este sistema, y se volverá a confiar en una oligarquía profesional de mediocres y sin ideales. Ahora reclaman la dación en pago, con condiciones, y que cuando gobernaban votaron en contra. Votaron a favor y en contra de propuestas totalmente al revés que los socialistas franceses por ejemplo. Ante todo esto los socialistas, no podemos permanecer callados ni consentir tanto atropello a la moral política y a las personas.
Pienso que la solución, es volver a poner el Socialismo en el centro del debate. El sistema capitalista ha fracasado. Nunca había habido tanta pobreza y miseria en el mundo. El peligro de guerras e invasiones se multiplica. El paro avanza inexorable. Los estados de bienestar europeos son desmontados y eliminados poco a poco o bruscamente. En Europa, la democracia, de más baja calidad cada día, está en peligro.
Ante esto surgen propuestas de nuevas organizaciones sociales y socio-políticas capaces de unir a las y los de abajo frente a los de arriba y defender la democracia buscando la justicia y el reparto.
En Europa como en Latinoamérica hay fuerzas políticas nuevas que se reclaman socialistas y lo son. Desde regímenes democráticos y con formulas democráticas luchan por el socialismo, es decir por la igualdad real entre hombres y mujeres y la superación de las clases y el sistema de dominación. No solo por la simple igualdad de oportunidades, sino por la igualdad, el reparto y la propiedad pública de los bienes estratégicos y naturales por parte de la sociedad así como por la democracia plena y participativa. En Alemania, Francia, Grecia, Holanda, Dinamarca, Portugal, surgen fuerzas socialistas de izquierdas y radicales como nuevos referentes ante una socialdemocracia sin proyecto propio más allá de dulcificar el liberalismo. En América Latina, hay nuevas fuerzas socialistas -no precisamente las ligadas a la Internacional llamada socialista, que ampara a partidos derechistas, pro-norteamericanos aliados a sus oligarquías, además de corruptos, como por ejemplo Acción Democrática- . En Brasil, Venezuela, Bolivia o Uruguay entre otras repúblicas, nuevos partidos socialistas, ejecutan políticas al margen del neoliberalismo y defendiendo sus patrias, a sus pueblos.
Antiguos “adecos”, -ex militantes de AD en Venezuela- forman parte hoy del PSUV, el partido socialista que preside Hugo Chávez. Socialdemócratas alemanes y socialistas franceses constituyen hoy partidos como Die Linke y el Parti de Gauche, que forman parte del Partido de Izquierda Europeo o en Portugal el Bloco de Esquerdas, en el que socialistas de izquierdas, neotrostkistas y cristianos de base, han alumbrado una interesante, novedosa y combativa izquierda con mucho apoyo juvenil, ante un Partido Socialista neoliberal e iniciador de los crueles recortes portugueses.
No es problema el nombre. Ni es importante el ropaje externo, a veces puro marketing comercial. Cuando Pablo Iglesias participó en la fundación del PSOE quería llamarle Partido Obrero a secas. Jaime Vera, solo Partido Socialista, al final fusionaron nombre y todos contentos. El problema no son las siglas, es el contenido. Un partido que se llama socialista y solo le preocupa apuntalar el capitalismo, cree en un sistema liberal, es un fraude y da igual como se llame.
Del socialismo y del tránsito hacia el socialismo
Sin complejos pongamos el socialismo en el debate político, en la agenda social. Hagamos ver las contradicciones del capitalismo para con las clases populares, como este sistema conduce a las crisis y las crisis al paro, la pobreza y la exclusión, la injusticia, y cómo el sistema capitalista para superar su crisis, lo hace a costa de transferir rentas de trabajadores a capitalistas, despidiendo y rebajando el sueldo a los pobres, a los trabajadores y trabajadoras para de esa forma acumular capital y seguir explotando.  Por tanto la solución a la crisis pasa por repartir, defender lo público, hacer fluir el crédito en condiciones no especulativas, para lo cual hay que socializar la banca y fortalecer la economía social, al igual que la propiedad social de los medios de producción estratégicos. Hay que defender el medio ambiente y la Madre Tierra, defendiendo el carácter público no privatizable del agua, la energía y el oxígeno y perseguir el machismo sea criminal o cultural.
El Socialismo es reparto, es propiedad pública, es medio ambiente colectivo, nunca privado, y defensa de mares, ríos y bosques. El Socialismo es gestión pública y cooperativa del crédito y de la economía. El tránsito hacia el Socialismo exige intervención en la economía, banca pública, profunda reforma fiscal, reparto, un fuerte sistema público de protecciones sociales, educativas y sanitarias, derechos laborales garantizados. Industrias estratégicas y transportes públicos de propiedad pública y total libertad expresión; además de democracia real, con todos los cargos del estado electivos y con igualdad de derechos y deberes. El Socialismo del Siglo XXI exige un tránsito no solo nominal o publicitario sino real. La tercera vía, el liberalismo y sobre todo el neoliberalismo han fracasado, están en crisis y solo saldremos de esta crisis haciendo lo contrario de lo que han propiciado. No hay alianza posible entre justicia, solidaridad y capitalismo, son como el agua y el aceite.
Todas estas sencillas premisas las bebemos de los clásicos, de Marx, de Engels, de Kautsky, de Jaurès, de Iglesias, de Besteiro, de Gramsci, de Allende, de Mariátegui, de Paco Fernández Buey, de Oskar Lafontaine, de Mélenchon, de Ignacio Ramonet, de Bernard Cassen, de Samir Amin, de Marta Harnecker, de Françoise Houtard, de Susan George, de Álvaro García Linera, de Rafael Correa, de Frei Betto, de tantas y tantos que han pensado y piensan en justicia, reparto, estado social y socialismo.
Como tenemos ideas, propuestas y alternativas, las personas socialistas del estado español, debemos agruparnos al margen de un grupo de profesionales y gestores liberales, en algún caso con tintes sociales, que no se cuestionan el sistema y se rinden a él. El problema del PSOE, no es de nombres propios, lo es de proyecto y si ese proyecto es socialista, es decir transformador y superador del liberalismo o no. Si no lo es ¿Para qué perder el tiempo apoyando a una oligarquía política tremendamente desprestigiada e incluso despreciada socialmente? ¿Para qué confiar en recambios como Carmen Chacón que fue miembro de la Comisión Trilateral, es decir un oscuro lobby pro-capitalista y anti-socialista? Al igual que su compañera Trinidad Giménez protectora de todos los lobbys anti-socialistas y contrarrevolucionarios de América Latina ¿Para qué seguir favoreciendo las aspiraciones de cachorros socioliberales que jamás han tenido que fichar o buscar trabajo y además han demostrado en su militancia ser tremendamente cainitas y vengativas o vengativos? ¿Es ese el recambio? ¿Tanto nos ciega la marca?
El presente y futuro del Socialismo
Se decida lo que se decida en el seno de las oligarquías políticas, la ciudadanía de este Estado está tomando otros rumbos. Personas como Xose Manuel Beiras o Mélenchon están demostrando que el liderazgo real y la política no tienen edad, pero si ideas y coherencia. Que la izquierda se está reconstituyendo al margen de la voluntad del sistema y a pesar del sistema. Que el 15M ha contribuido a crear una nueva forma de entender la política y esta fórmula ha venido para quedarse. Que no serán jóvenes-viejos moderados y cobardes frente a los poderosos los que articulen las izquierdas sociales y transformadoras.
Hoy en el Reino de España hay ya asociaciones y coaliciones que desde diversos puntos de vista trabajan por el socialismo, como: Socialismo21, Construyendo LA IZQUIERDA, Alternativa Galega de Esquerda, ISI… pero también, fuerzas nacionalistas de izquierdas, eco-socialistas, militantes y partidos en el seno de Izquierda Unida y socialistas que al margen de la oligarquía socioliberal trabajan por construir un referente socialista que acompañe a la conformación de nuestra imprescindible SYRIZA o frente amplio y de izquierdas, que sea capaz de elaborar un programa de gobierno y ser alternativa de gobierno a la derecha y al sistema, e impulse la lucha contra la austeridad, la estafa de la deuda y le plante cara a la neoliberal Unión Europea, al capitalismo y los bancos alemanes. Una fuerza amplia y moderna, nueva y combativa que beba en los clásicos pero sea capaz de liderar el tránsito hacia el Socialismo del siglo XXI.
Una fuerza que se articula en calles y plazas, en manifestaciones y huelgas generales, que apoye procesos constituyentes y alternativos. Una fuerza que esté por el socialismo, es decir: la superación de un sistema de dominación de clases y por la propiedad pública de los servicios públicos y los medios de producción estratégicos y los de consumo, evitando la especulación, acaparamiento y monopolios a costa del pueblo. Esto, no es un slogan, debe ser un camino que  exige ya el ir haciéndolo. No recorrer esa senda, no es socialismo.
Una fuerza que proponga alternativas a la crisis capitalista, porque las hay. Cuando los neoliberales, pro-capitalistas y miembros de la tercera vía, afirman que no se sabe qué hacer para acabar con la crisis y que las únicas recetas posibles son las suyas, faltan a la verdad. La crisis sistémica se anunció y denunció, el sistema la ocultó por que favorecía a sus intereses bancarios y especulativos. Hay alternativas, están explicadas y publicadas. Aunque, el socioliberalismo y el neoliberalismo miran a otro lado y las consideran reflexiones de grupo de locos y locas e iluminados. Podemos afirmar sin embargo, que ellos son unos fracasados y nos están llevando a la miseria, la injusticia y la represión. La respuesta es simple, los fracasados y fracasadas liberales no pueden encontrar soluciones, no están capacitados, ni esperanzados. No quieren repartir la riqueza, sino las sobras del pastel. Las personas socialistas trabajamos por repartir la tarta, no las guindas, y propiciar un mundo diferente, con un orden distinto.

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