lunes, 13 de diciembre de 2010

Al volante, gritos

Hoy me he dado cuenta -bueno, hace tiempo- de que hay una relación más o menos directa entre la conducción y el civismo, y por ende, el carácter egoísta de los españoles.
Sí, todos los días me toca coger el coche para ir a trabajar, y uno que intenta hacer las cosas bien a veces pierde los nervios con las actitudes al volante del personal.
Ya no es ir rápido o lento, que según Pere Navarro es la causa de los accidentes (cosa que por otra parte no es cierta) si no el descuido, la poca solidaridad y el egoísmo del 90% de los conductores; parece ser que ellos son los únicos en la carretera, los dueños del carril izquierdo y los 'poleman' en los semáforos.
Pues sí, esto que parece una nimiedad no es otra cosa que una faceta más de la actitud typical spanish, prepotente, descuidada, tramposa, vaga y egoísta. Cuando oigo lamentos acerca de nuestro handicap (a muchos niveles) con respecto a los paises europeos, yo siempre pienso: somos un país de paletos.
No quiero sugerir que por ello merezcamos -incluso los más mezquinos en estos aspectos- tal dosis de precariedad y de pitorreo en lo económico, pero desde luego esa visión que se tiene de nosotros en lo pseudocultural (sevillanas, toros, siesta) cambiaría sustancialmente. O eso me gustaría creer.
Un servidor seguirá mientras tanto intentando ser una persona cívica, aunque pierda los nervios más de lo que debería.

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